Era muy joven cuando leí el libro de Viktor Frankl "El hombre en busca de sentido". Siempre me ha maravillado la increíble resiliencia del espirito humano; la capacidad de crear sentido y recuperar un sentido de valor y propósito después de experimentar dolor, trauma, violencia e incluso deshumanización.
Tal vez es esta pregunta de ¿cómo? lo que a menudo me lleva a prestar atención a las manifestaciones de resiliencia en las personas a mi alrededor.
¿De dónde viene la resiliencia? Me pregunto mientras las palabras del padre Greg Boyle en su libro "Tatuajes en el corazón" continúan haciendo eco en mí: "A veces la resiliencia llega en el momento en el que te das cuenta de tu propia bondad sólida". Esto forma parte de su reflexión después de contar la historia de darle la mala noticia de la muerte de un hermano a George, un joven en la correccional de menores que iba a ser bautizado después de recibir su diploma de bachillerato para conmemorar ambos eventos. El padre Boyle reflexiona sobre cómo George ha sido transformado en la correccional en un joven considerado consciente de sus dones y talentos. George llora mientras recibe la noticia de la muerte de su hermano pero el padre Boyle reconoce, en medio del dolor, una nueva forma de ser, una resiliencia que surge de reconocer la verdad de la persona que es.
La resiliencia viene, también, de darnos cuenta de nuestra capacidad de superar el miedo o de atravesarlo. Viene de nuestra capacidad de adaptación y de encontrar un sentido nuevo o un propósito nuevo para nuestras vidas, especialmente cuando dieron un giro inesperado. Viene de sabernos amados o sentirnos apoyados por una comunidad.
En una visita un fin de semana a una prisión, tuve una conversación breve con uno de los presos que compartió conmigo que lo habían tenido en solitario por más de una década. ¿Cómo sobreviviste ahí? le pregunté. Él sacudió la cabeza y me dijo que creyó que se volvería loco y después añadió "Oré". La resiliencia viene en forma de oración.
La otra forma de resiliencia de la que he sido testigo es la que viene con la esperanza del futuro, a veces no del futuro individual sino del de las generaciones venideras. Es una resiliencia que surge de un sueño o visión de un mejor futuro, de una vida que se ve a sí misma conectada a los demás en formas muy tangibles. Esta es la resiliencia que motiva a los soñadores y los pioneros.
Y también está la resiliencia ordinaria que surge de la experiencia y la sabiduría, de reconocer las maneras en las que hemos superado nuestras batallas en el pasado, de las lecciones aprendidas, de nuestra capacidad de creer que somos capaces de superar los tiempos difíciles de nuevo. ¿De dónde viene tu resiliencia?
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