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Lo que me ha dado esta pandemia

Actualizado: 28 dic 2022

Es casi extraño incluso el tomar la decisión de escribir esta entrada. No intento de ninguna manera banalizar la seriedad de una enfermedad que nos ha tomado por sorpresa y que ya ha cobrado la vida de muchos. Ni tampoco la austeridad en la que millones de personas en el mundo se encuentran tratando de sobrevivir. Estoy consciente del sufrimiento que esta pandemia ha creado y es por eso que, tal vez, albergo en mi un poco de culpa por reconocer la manera en que esta nueva situación me ha beneficiado a mí, y tal vez a muchos como yo.


He llegado a pensar que si esta pandemia hubiera ocurrido cuando era niña, cuando vivíamos en un cuarto apretados y apenas con algo que comer...mi historia y experiencia sería distinta. Y pienso en todas las personas que viven esa realidad de carencia que no me es desconocida.


Después de que mi segunda hija nació, regresé a la universidad, eso en el año 2007. Desde entonces, me he pasado estos años trabajando y estudiando tiempo completo. Mi hogar depende de mí, y siento la presión de velar por el bienestar de mi familia. Es mi responsabilidad. Pero esa responsabilidad me ha costado también. En el 2011 fui diagnosticada con trastorno de pánico, sufro de estrés postraumático y ansiedad. Llevo años buscando el equilibrio entre cuidar mi salud mental y proveer lo que mi familia necesita. En el 2017 me gradué con mi segunda maestría y con la promesa de un trabajo que nos daría mayor estabilidad financiera. Pero ese trabajo no era fácil y encontré la manera de seguir con otro trabajo de medio tiempo que complementaba nuestros gastos. Además, el cursar mi posgrado nos había dejado con deudas que no podíamos cubrir de manera inmediata. Me tomó casi dos años y un aumento de sueldo para poder sentir un poco de alivio. Además de otros detalles y asuntos que no me doy el tiempo de resumir del todo aquí.


Antes de la pandemia, me la pasaba corriendo de un lugar a otro, trabajando en la oficina y en casa, estresada. Lamentándome, todavía, del poco tiempo que pasaba con mi familia. Tratando de ofrecer apoyo a mi hija adolescente que empezaba a mostrar signos preocupantes. Sintiéndome sobre extendida y sin poder ejercer control sobre ninguna parte de mi vida. Y llegó el momento de que tuvimos que quedarnos en casa. Como todos, me costó unas semanas adaptarme al nuevo ritmo y cambio. Me costó trabajo el tratar de funcionar y hacer mi trabajo desde el mismo espacio en el que mi familia también exigía mi atención. Todos en mi familia vivimos la etapa de duelo por la pérdida de la vida y las conexiones que conocíamos, la depresión de un mundo que se tornaba más oscuro al parecer, y el hastío de vernos las caras todos los días y a todo momento.


Pero después, todo cambió. Finalmente tenía más tiempo para estar con mis hijas, para jugar, para pasar tiempo juntas. En estos días hemos cocinado juntas, he probado recetas nuevas, hemos cuidado mejor de nuestras plantas, he pasado más tiempo con mi esposo que nunca. Con el quedarnos en casa hemos reducido nuestros gastos al no pagar gasolina, ni comer a las carreras fuera de casa. Hablo con mi mamá casi todos los días y mis niveles de estrés nunca habían estado tan bajos. ¡No sabía lo que era vivir sintiéndome así! y es una lástima que haya tenido que ocurrir una pandemia para que lo aprendiera.


Y por supuesto que quiero que todo esto pase, extraño las personas de mi comunidad, a mis hermanos y hermanas, y a mis padres. Extraño ir a la playa, caminar en el parque sin preocupación y no sentir que arriesgamos la salud y la vida al estar en contacto con otros. También quiero que se encuentre una vacuna o un tratamiento efectivo para este virus, para que mueran tantas personas. Y espero que las personas desempleadas puedan volver a trabajar.


Pero cuando pienso en eso, me pregunto ¿qué cambios necesito hacer para que mi vida no vuelva a lo que era antes? Intento agarrarme de las reflexiones que he hecho durante este tiempo y de lo que creo que he aprendido sobre lo que verdaderamente importa. No creo que deba sacudirme el sentimiento de culpa que siento por saberme, de alguna manera, privilegiada, pero creo que lo puedo poner a buen uso si esta concientización que he vivido me ayuda a vivir de otra manera y a buscar que otros, los más desamparados, tengan oportunidades similares de cuidarse y cuidar a sus familias sin sentir que en eso se les va la vida.




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