Me gustaría vivir
Como fluye un río.
Llevado por la sorpresa
De su propio desarrollo. - John O’Donohue
La última semana del año, la amiga de mi hija vino a nuestra casa para crear un mapa de sueños para el nuevo año. Pasaron horas trabajando en él, imaginando el año nuevo, soñando, deseando y buscando imágenes que pudieran describir mejor lo que vive en su interior. En algún momento, mi hija mayor se unió a ellas. Me alegré de verlas tan ocupadas con este trabajo y me apresuré a buscar más revistas para ellas. Revistas, pegamento, gemas y adornos cubrían su espacio de trabajo.
Cuando terminaron, fui a mirar sus tableros. Los de Itzel y su amiga estaban completamente llenos con el año 2025 en el centro, cada una soñando con lo que el nuevo año puede o traerá.
Entonces me volví hacia Ericka, ella tenía imágenes muy agradables estéticamente solo en el centro.
-No lo llenaste todo, dije
-La parte vacía es para las infinitas posibilidades, respondió.
Nos reímos y luego estuve de acuerdo en lo maravilloso que era eso; pensar en las infinitas posibilidades.
Sus palabras se quedaron conmigo, provocando una reflexión sobre cómo podemos cultivar esa apertura en nuestras propias vidas. Quiero decir, esas infinitas posibilidades siempre están ahí, ya sea que las queramos o no. Imaginamos el futuro, y luego llegamos solo para notar que se ve diferente de cómo lo habíamos imaginado; a veces de maneras maravillosas, a veces de maneras no tan emocionantes.
Como siempre habrá formas en las que la vida nos sorprenderá y dejará caer una posibilidad inesperada frente a nosotros, he estado pensando en las cualidades que debemos fomentar para enfrentar lo inesperado de manera apropiada. Creo que un corazón abierto y tierno es la base sobre la que podemos pararnos y enfrentar la vida como viene.
Un corazón tierno y abierto sabe cómo dejar espacio para lo inesperado. Se mueve a través de la vida con expectativa. Con asombro. Sabe que la maravilla se esconde a simple vista y, por esa razón, se mueve fácilmente disponible al asombro. Como cuando en una caminata matutina rutinaria, nos asombramos por la vista de las flores silvestres, los delfines en el océano, un halcón volando alto o las formas diminutas en que la vida fluye en las orugas, las mariquitas y las abejas.
El corazón abierto reconoce la ternura de la vida y sabe cómo responder tanto al sufrimiento como a la alegría. Como cuando un extraño encuentra consuelo al contarte su dolor y sientes una conexión inesperada que suaviza el peso de su dolor, aunque sea solo por un momento. O los momentos de risa a carcajadas cuando te invade la alegría por una broma o una tontería inesperada.
Un corazón tierno y abierto no se esconde, sino que permanece disponible al desarrollo de la vida. Ha aprendido a reconocer la belleza en todas partes. Si es necesario, adaptará su forma para tomar la forma que la vida le ponga delante. Como cuando nos encontramos con una hora o más de tiempo libre si se cancela una reunión y decidimos apoyarnos en su quietud o invitación a la creatividad. La amabilidad, la curiosidad y el entusiasmo alimentan un corazón dispuesto a aceptar todo lo que la vida le depara.
Al planificar su nuevo año, ya sea a través de resoluciones o agendas, asegúrense de dejar algo de espacio para lo que aún no se puede saber, para los momentos inesperados de alegría y asombro, para los momentos de satisfacción inimaginables apun, para la gratitud que los invadirá cuando menos lo esperen. Dejen que su corazón tierno y abierto los guíe, fluyendo como un río y llevados por la sorpresa de su propio desarrollo.
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