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Un hombre extraño

Era mi último día en el hospital haciendo visitas, y llegué al cuarto del último paciente que visitaría. Le pedí permiso para entrar, y después me tomó un par de minutos ponerme la bata y los guantes. De momento se cansó de esperar y le volvió a subir el volumen a la televisión solo para bajarle de nuevo una vez que entré.

Me agradeció de antemano la visita y entre muchas palabras me dijo que a todo mundo se le llega su tiempo.

Y me habló de ramas de árbol y de pájaros posándose sobre ellas. De un pájaro, y de otro, y de muchos más. Yo trataba de entender

¿Te preocupa tu muerte? le dije. Su cara se fijó momentáneamente en mí, no sé si estaba sorprendido por mi pregunta o porque había puesto en palabras tan claras lo que el dijo de una forma un poco más rebuscada.

Y entonces me dijo de que era como salir fuera de la ciudad y ver las estrellas y las nubes y más allá. A su manera me contó de su creencia en un ser divino.

Y para hablar de los recuerdos que iba a dejar atrás me habló de playas y granos de arena y entonces volvió a mencionar a Dios.

Era un hombre extraño que hablaba en metáforas todo el tiempo. ¡Había tanta belleza en sus palabras! Antes de irme me dijo que yo era un árbol (alguien que está listo para dar), caminando alrededor (en el hospital), esperando que alguna ave se posara sobre mí (los pacientes). Sentí que me estaba bendiciendo.



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