En su libro "Sabiduría de la mesa de cocina", la escritora Rachel Naomi Remen dice que pasamos por la vida recolectando historias de sabiduría que sólo tienen sentido cuando estamos listos para entenderlas.
Y Søren Kierkegaard dijo que la vida solo se entiende hacia atrás pero que la tenemos que vivir hacia adelante.
Así me he encontrado a menudo, en este espiral del tiempo que se mueve hacia enfrente pero que me devuelve al pasado a recolectar piezas de sabiduría, a descubrir verdades que no había visto antes, a encontrar revelaciones ocultas y nuevas para mí. A veces en cada vuelta, regreso con una nueva pieza del rompecabezas que es mi vida, y entendiendo algo más sobre lo que significa ser humana.
A veces en cada vuelta, me vuelvo a encontrar con los mismos miedos y dolores, con heridas sin sanar, y apuro mi regreso al momento en el que lo puedo volver a dejar atrás.
Pero a veces, en cada vuelta, sana alguna parte de mí y regreso más entera, más plena y más amada, más libre. El mundo a mi alrededor parece expandirse y el mundo parece haberse hecho solo para mí. Inmersa en una calma que no creí que existiera, saboreo el momento por lo que es y me vuelvo más consciente de las partes de mí y de mi historia que siguen esperando ser interpretadas, rescatadas.
Esto de ser humano sea tal vez una estarnos yendo siempre, mirando hacia atrás.
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